Lectores..

sábado, 27 de agosto de 2016

Un último beso

Me aferro a las cosas que veo de vos como quien se aferra a la vida peleando contra la muerte casi segura. No estoy segura si me hace bien o mal, sin embargo es una manía que tengo desde que ya no estas. Tengo grabado el último beso en la memoria y tengo la sensación de que no importa cuentas bocas haya besado después de tu partida, ese último beso aún me va a saber a gloria y despedida.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Cuando se pierde

Cuando todo se terminó, me di cuenta de que estaba en el borde de un precipicio, no sabía como, pero había llegado a ese punto sin retorno. Me pregunté que pasaría si me dejaba caer, después de todo ya te había perdido (y en el camino a mi misma), ¿Qué más podía perder? Me costó un poco dar el último paso, mi alma estaba tan cargada de poner el mundo (o a vos) sobre mis hombros que pesaba el doble. Me deje caer, no tenia miedo, soltarme implicaba no tener que cargar con más peso, implicaba sentirme liviana y a su vez, sentirme libre. Casi llegando al suelo sucedió algo: me crecieron alas, de a poco comencé a subir de nuevo, no sentía ya ningún peso encima. Entendí que había arriesgado y había perdido, sin embargo, justo ahí donde terminaba todo pude abrir mis alas, esas que nunca había dejado crecer. Aprendí algo: perder, no significa estar perdido.

Las consecuencias de una despedida

Siento un nudo permanente en la garganta y sin embargo fingo que estoy bien. Quiero que sepas amor, que me he convertido en buena actriz, durante el día plasmo en mi cara una gran sonrisa, río cuando me hablan de ti e incluso llego a decirles que espero que te vaya bien en la vida. Sin embargo, las palabras que burbujean ansiosas por salir de mi garganta me delatan cuando me miran a los ojos; estoy sofocada de tanta gente preguntándome si estoy bien, diciendo que no es el fin del mundo, pero no entienden, para mi el mundo eras tú, y ahora que no estás ya no sale el sol por las mañanas.
Durante la noche dejo de fingir, me paso la noche rememorando los mejores momentos de mi vida que viví contigo; no puedo evitar preguntarme cómo es que las cosas salieron tan mal. A donde sea que voy me persigue el fantasma de lo que fuimos.
Quiero pedirte que vuelvas, repaso en mi mente una y otra vez lo que quiero decirte, sin embargo no lo hago. Quiero que seas feliz aún si no es conmigo.
Una vez me dijeron que extrañar es el precio que se paga por haber vivido recuerdos inolvidables; te extraño, pero ya no puedo pagar con mi alma la deuda que dejó nuestro amor en el camino.